martes, 9 de febrero de 2016

LA IDEOLOGÍA ES LA IDENTIDAD POLÍTICA DEL SER HUMANO

-Por Alvino Villalba


La ideología es el “conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc.”; así la define el diccionario de la Real Academia Española. Es decir; la ideología, intrínsecamente forma parte de la propia identidad; es la identidad misma.

La ideología es la identidad política de los seres humanos, que indefectiblemente son seres sociales. La sociedad es el ámbito donde el hombre y la mujer desarrollan su ser, su amor, su bondad, sus sueños, sus compromisos, sus luces y sus sombras. Solamente en relación con los demás uno es bueno o malo. No existe compromiso ni moral ni político si uno vive aislado sin relacionarse con otros seres humanos.

En la sociedad, cada sujeto goza del derecho-deber de tener una identidad. El hombre, como ser social (político) ha de tener una identidad política para autenticar su condición de ser social.

Las ideologías o las identidades son las que nos aglutinan a los ciudadanos en grupos, movimientos y colectividades donde las intenciones, actividades y proyectos de los miembros son afines unos con los otros.

En tal sentido es fácil ver a ciudadanos que trabajan por la justicia en la administración de los bienes, recursos y riquezas de la sociedad aglutinándose en movimientos o partidos políticos socialistas o comunistas.

Así también, los que creen que unos pocos deben tener mucho y muchos deben tener poco, o que están convencidos de que el hombre debe ser explotado por otro hombre, los que creen que unos pocos deben acumular la mayoría de las riquezas de todos y que la mayoría debe conformarse con muy poco, los que sostienen que el capital (dinero) es un valor que está por encima del derecho de los demás, esos ciudadanos también se aglutinan en movimientos o partidos políticos llamados "capitalistas".

La crisis de identidad política ocurre cuando uno no sabe quién es y qué debe hacer; es cuando uno está desorientado socialmente.  Eso es un fenómeno dañino para el propio ciudadano y para la sociedad misma. Por ejemplo, un adormecido (que ni siquiera tiene alguna mínima noción de su realidad ni de la realidad en general) puede sufrir cualquier tipo de engaño, manipulación, ultraje y despojo sin que siquiera tenga conciencia de ello, lo que facilita que dicha práctica siga conservándose y recrudeciéndose.

Cuando los ciudadanos padecen esta crisis de identidad política, ocurre una confusión que les conlleva a incluso despreciar a los que luchan por él y a enamorarse de los que les causan daño.

El hecho de que gente empobrecida por el capitalismo responda a sectores o partidos de ideología capitalista es un contrasentido y una muestra del alto estado de desorientación que padece nuestro pueblo. Eso representa una pérdida de identidad social, es desubicarse política y socialmente. Es como si una bella dama haya sido ultrajada sexualmente y luego termine defendiendo a su violador o enamorándose de él.

Es un contrasentido que una víctima del sistema capitalista opresor y excluyente, que le priva del derecho a la tierra, a la vivienda digna, a la salud, a la alimentación, a un trabajo digno con salario digno y con jubilación digna, etcétera, pertenezca a partidos políticos de orientación capitalista.

Esa clase de ciudadanos fácil y frecuentemente sigue dejándose confundir por el "rostro" o por el "discurso" que pronuncia un candidato a puestos políticos y no se deja interpelar por el proyecto político o el modelo económico que pregona el partido político al que pertenece ese candidato. Sin esa interpelación es absolutamente imposible mejorar las condiciones de vida de las personas.

Precisamente por eso es vital que los sectores políticos que buscan la justicia en la administración de los bienes, riquezas y recursos de la sociedad, es decir los sectores socialistas, se empeñen a acompañar y a ayudar a los conciudadanos a superar ese estado de confusión o de crisis de identidad política de manera que al menos puedan comprender los proyectos de los que uno les habla y si es posible que se sumen a la causa de construir una sociedad equitativa y sin exclusiones.

Mientras se descuide esa tarea, mientras nadie asuma un compromiso serio de orientación y de acompañamiento a los ciudadanos a que asuman una identidad política correcta, la realidad no se transformará para bien y espiralmente se volverá encontrando a sujetos de perjudicada condición humana resistiéndose  a cooperar en las transformaciones necesarias y urgentes. Esas personas normalmente no se resisten por maldad sino por confusión, por falta de claridad, por falta de identidad política.

Al mismo tiempo de llevar a cabo esta tarea, hay que ir fortaleciendo los grupos que tienen ya una identidad definida. Tal fortalecimiento se logra con la unidad entre los sectores que tienen afinidad en sus visiones, proyectos, propuestas y compromisos. Las diferencias (muchas veces superables) que impiden la unidad entre los grupos y sectores socialistas, siempre son aprovechadas por el sistema capitalista porque cuanto más divididos estén las víctimas de esta estructura, más beneficios obtendrán los oligarcas que son los dueños del sistema actual vigente.

El capitalismo es ágil para aprovechar cualquier instante de debilidad (división) de los socialistas para fortalecerse y asentarse en el poder. Ya la historia nos ha demostrado la crueldad de ese sistema y que no dudará en sobreponerse a costa de la sangre y/o libertad de cualquier ciudadano, siendo los dirigentes sociales, campesinos y estudiantiles los más vulnerables a ser víctimas inmediatas de esta situación.

La tarea es grande e impostergable; los comprometidos son pocos. 


Al Vino

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