-Por Alvino Villalba
La ideología es el “conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el
pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural,
religioso o político, etc.”; así la define el diccionario de la Real Academia
Española. Es decir; la ideología, intrínsecamente forma parte de la propia
identidad; es la identidad misma.
La ideología es la
identidad política de los seres humanos, que indefectiblemente son seres
sociales. La sociedad es el ámbito donde el hombre y la mujer desarrollan su ser, su amor, su bondad, sus sueños, sus compromisos, sus luces y sus
sombras. Solamente en relación con los demás uno es bueno o malo. No existe
compromiso ni moral ni político si uno vive aislado sin relacionarse con otros
seres humanos.
En la sociedad,
cada sujeto goza del derecho-deber de tener una identidad. El hombre, como ser
social (político) ha de tener una identidad política para autenticar su
condición de ser social.
Las ideologías o las identidades son las que nos aglutinan a los ciudadanos
en grupos, movimientos y colectividades donde las intenciones, actividades y
proyectos de los miembros son afines unos con los otros.
En tal sentido es
fácil ver a ciudadanos que trabajan por la justicia en la administración de los
bienes, recursos y riquezas de la sociedad aglutinándose en movimientos o
partidos políticos socialistas o comunistas.
Así también, los
que creen que unos pocos deben tener mucho y muchos deben tener poco, o que
están convencidos de que el hombre debe ser explotado por otro hombre, los que
creen que unos pocos deben acumular la mayoría de las riquezas de todos y
que la mayoría debe conformarse con muy poco, los que sostienen que el capital (dinero) es un valor que
está por encima del derecho de los demás, esos ciudadanos también se aglutinan
en movimientos o partidos políticos llamados "capitalistas".
La crisis de
identidad política ocurre cuando uno no sabe quién es y qué debe hacer; es
cuando uno está desorientado socialmente. Eso es un fenómeno
dañino para el propio ciudadano y para la sociedad misma. Por ejemplo, un
adormecido (que ni siquiera tiene alguna mínima noción de su realidad ni de la
realidad en general) puede sufrir cualquier tipo de engaño, manipulación,
ultraje y despojo sin que siquiera tenga conciencia de ello, lo que facilita
que dicha práctica siga conservándose y recrudeciéndose.
Cuando los
ciudadanos padecen esta crisis de identidad política, ocurre una confusión que
les conlleva a incluso despreciar a los que luchan por él y a enamorarse de los
que les causan daño.
El hecho de que
gente empobrecida por el capitalismo responda a sectores o partidos de
ideología capitalista es un contrasentido y una muestra del alto estado de
desorientación que padece nuestro pueblo. Eso representa una pérdida de
identidad social, es desubicarse política y socialmente. Es como si una bella
dama haya sido ultrajada sexualmente y luego termine defendiendo a su violador
o enamorándose de él.
Es un contrasentido
que una víctima del sistema capitalista opresor y excluyente, que le priva del
derecho a la tierra, a la vivienda digna, a la salud, a la alimentación, a un
trabajo digno con salario digno y con jubilación digna, etcétera, pertenezca a
partidos políticos de orientación capitalista.
Esa clase de
ciudadanos fácil y frecuentemente sigue dejándose confundir por el
"rostro" o por el "discurso" que pronuncia un candidato a
puestos políticos y no se deja interpelar por el proyecto político o el modelo
económico que pregona el partido político al que pertenece ese candidato. Sin
esa interpelación es absolutamente imposible mejorar las condiciones de vida de
las personas.
Precisamente por eso es
vital que los sectores políticos que buscan la justicia en la administración de
los bienes, riquezas y recursos de la sociedad, es decir los sectores
socialistas, se empeñen a acompañar y a ayudar a los conciudadanos a superar
ese estado de confusión o de crisis de identidad política de manera que al
menos puedan comprender los proyectos de los que uno les habla y si es posible
que se sumen a la causa de construir una sociedad equitativa y sin exclusiones.
Mientras se
descuide esa tarea, mientras nadie asuma un compromiso serio de orientación y
de acompañamiento a los ciudadanos a que asuman una identidad política
correcta, la realidad no se transformará para bien y espiralmente se volverá
encontrando a sujetos de perjudicada condición humana resistiéndose a cooperar en las transformaciones necesarias y urgentes. Esas personas
normalmente no se resisten por maldad sino por confusión, por falta de
claridad, por falta de identidad política.
Al mismo tiempo de
llevar a cabo esta tarea, hay que ir fortaleciendo los grupos que tienen ya una
identidad definida. Tal fortalecimiento se logra con la unidad entre los
sectores que tienen afinidad en sus visiones, proyectos, propuestas y
compromisos. Las diferencias (muchas veces superables) que impiden la unidad
entre los grupos y sectores socialistas, siempre son aprovechadas por el
sistema capitalista porque cuanto más divididos estén las víctimas de esta
estructura, más beneficios obtendrán los oligarcas que son los dueños del
sistema actual vigente.
El capitalismo es
ágil para aprovechar cualquier instante de debilidad (división) de los socialistas para fortalecerse y asentarse en el poder. Ya la historia nos ha
demostrado la crueldad de ese sistema y que no
dudará en sobreponerse a costa de la sangre y/o libertad de cualquier
ciudadano, siendo los dirigentes sociales, campesinos y estudiantiles los más
vulnerables a ser víctimas inmediatas de esta situación.
La tarea es grande
e impostergable; los comprometidos son pocos.
Al Vino
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