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Adolescentes golpean a policía por reprimir manifestación estudiantil. |
Un pueblo herido, lastimado, hambriento, burlado y esquivado se convierte de a poco en un pueblo violento y agresivo; no porque quiera ser así, sino porque se ve obligado a actuar así para defenderse y sobrevivir. Un pueblo olvidado por las personas encargadas de administrar sus bienes (Presidente, Senadores y Diputados, Jueces y Fiscales), que en vez de administrar eficaz y eficientemente nuestros bienes y recursos, velando por nuestra seguridad, salud, bienestar, educación y desarrollo, empiezan a descuidarnos, a robarnos o a proteger a quienes nos roban (recibiendo ciertas comisiones), a dejarnos sin trabajos o con empleos pero con salarios ínfimos, a entorpecernos con una paupérrima educación, a idiotizarnos con los programas chatarras de los Medios Masivos de Comunicación, con periodistas convertidos en voceros de los empresarios corruptos; estos medios, en vez de informarnos y de formarnos, nos evaden de la realidad social-político-económica. Un pueblo que vive bajo estas circunstancias, producirá hijos desprotegidos y hambrientos que para sobrevivir tendrá que robarle (incluso matarle) a su vecino o a cualquier otro indefenso.
Como respuesta, también el que es víctima inmediato de los micro ladrones reaccionará con violencia para protegerse a sí mismo, a los suyos y lo suyo. Al final, el resultado será el caos y se cumplirá lo que el filósofo inglés del siglo XVII Thomas Hobbe en su obra “Leviatán” decía al hablar de los humanos: “Homo homini lupus”; es decir, el hombre es lobo para el hombre. Hacia eso estamos apuntando si no mejoramos como personas y como sociedad. Cada uno luchará por sobrevivir como los animales de las selvas; sobrevivirá el más fuerte, utilizando términos del Charles Darwin.
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Por supervivencia, el lobo aumenta su agresividad cuando se encuentra herido. |
En Paraguay lamentablemente estamos viviendo una situación de mucha violencia, empezando por las “autoridades” que roban al pueblo o protegen a los macro empresarios, sojeros, latifundistas que se enriquecen de los recursos de nuestro país despojándonos de la posibilidad de al menos llevar una vida digna; puesto que, después del trabajo arduo que uno realiza para enriquecer más al adinerado, éste apenas le concede un sueldo que solo le permite subsistir apretadamente. Las mismas autoridades incumplen con el Artículo 6º de nuestra Constitución Nacional que habla de la calidad de vida en los siguientes términos: “La calidad de vida será promovida por el Estado mediante planes y políticas que reconozcan factores condicionantes, tales como la extrema pobreza y los impedimentos de la discapacidad o de la edad. El Estado también fomentará la investigación sobre los factores de población y sus vínculos con el desarrollo económico social, con la preservación del ambiente y con la calidad de vida de los habitantes”. Estas palabras son casi románticas pero al fin y al cabo son solo palabras vacías de compromiso operante. El pueblo sigue desprotegido, con hambre, sin suficientes recursos para desarrollarse como persona y para sostener el desarrollo de su gente, de su nación.
Otra cuestión, no menos importante es la criminalización de las luchas sociales. Pareciera ser que vivimos en un país del revés donde los grandes delincuentes ocupan los sillones privilegiados y los luchadores sociales son perseguidos por los periodistas que son los voceros de los empresarios y por los jueces y fiscales quienes "limpian" a los macro delincuentes por una suma de dinero. Lo peor de todo es que ante las protestas y reclamos de la sociedad por mayor justicia y equidad, los grandes corruptos y delincuentes son defendidos por algunos hijos de los pobres que utilizan metralletas y garrotes (comprados con dineros del pueblo); tales armamentos utilizan quienes traicionan a su patria conformando una fuerza desalmada armada que arremete contra su gente desarmada cada vez que ésta reclama sus derechos. Para colmo, el brazo armado (policías y militares) de estos magnos ladrones es considerado legal y los salarios de los traidores de la patria, que se constituyen en el brazo armado de la oligarquía, salen del bolsillo de todos nosotros.
Es tanto el deterioro moral de los encargados de velar por nuestra seguridad que la gente desconfía enormemente de los mismos y ante hechos que descomponen el sano convivir, las víctimas, en vez de acudir a ellos, se empieza a preparar con armamentos que serán más eficaces para resguardar su integridad y sus bienes. Ya no hay seguridad; cuando uno sale a trabajar, a estudiar o a recrearse, no tiene la certeza de que volverá sano o con vida a su casa porque existe la enorme posibilidad de que sea asaltado, herido o muerto por los micro delincuentes.
No sería sorprendente ni repudiable que dentro de poco aparezcan vecinos armados haciendo vigilancia en las cuadras de sus domicilios o que hicieran recorridos a fin de evitar hechos delictivos o para perseguir a los micro delincuentes; es más, las “comisiones garrotes” dieron resultados positivos en cuanto a la prevención de delitos y/o en la captura de malvivientes. Pero, ¿quién nos garantiza que estos grupos a la postre no padecerán del deterioro moral y se convertirán también en delincuentes? ¿Existe la posibilidad de que estos grupos serán la solución definitiva ante la inseguridad? ¿Nuestra sociedad se está orientando a formar a algunos para constituirlos en una especie de frente para la defensa ciudadana?
Al Vino
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