jueves, 1 de junio de 2017

LEGALIZACIÓN DEL SAQUEO DEL TERRITORIO PARAGUAYO



Según el Censo Agropecuario realizado en el año 2008, en Paraguay el 85% de las tierras que conforman el territorio patrio (27.807.215 de hectáreas del total de 40.675.200) apto para la agricultura y la producción forestal, está en manos del 2,5% de la población. Para el Estado oligárquico (Estado manejado por capitalistas), esto se ajusta a las leyes. Consecuentemente, y nuestra historia reciente y casi cotidiana nos demuestra que cualquiera que se oponga a dicho “orden” social termina reprimido, encarcelado, criminalizado o incluso asesinado por policías y militares que se encargan de defender los intereses de la pequeña oligarquía en perjuicio de la mayoría del pueblo desposeído de donde provienen los mismos.

Policías protegiendo intereses de grandes terratenientes y preparados para reprimir, torturar o asesinar a paraguayos/as que pretenden recuperar las tierras invadidas y usurpadas por esos terratenientes.Es demasiado claro que lo legal (la ley) no se asocia a la justicia ni al bien en una sociedad capitalista (por más que así quieren hacernos creer), sino es la manifestación de la hegemonía de la clase social millonaria sobre la clase social desposeída. La ley es la cristalización de la correlación de fuerzas. En una sociedad impregnada por el neoliberalismo, la ley defiende y protege intereses de una minoría privilegiada y perjudica a la mayoría desposeída.

Muchos ciudadanos se preguntan cómo se llegó a esta situación tan injusta y tan inhumana. La respuesta es más compleja; aún así, es indiscutible que luego de 1870, terminada la Guerra de la Triple Alianza, con la excusa de pagar las deudas de la guerra, además de que varios territorios pertenecientes al Paraguay fuesen anexados a Argentina y Brasil, lo que quedaba del nuevo territorio, las autoridades políticas de esa época empezaron a vender, a muy bajos costos, a los millonarios extranjeros; sobre todo de la mano del Gral. Bernardino Caballero, quien fue Ministro de Marina y Guerra, de Interior, de Justicia y de Instrucción Pública, y presidente de la República en el periodo 1882-1886. 

Fue también durante la tiranía colorado-policial-militar encabezada por el fascista (terrorista) Alfredo Stroessner (hijo de alemanes) que las tierras pertenecientes a todos/as los/as paraguayos/as han sido entregadas a comisarios, coroneles, generales y caudillos políticos como recompensa por su “lealtad” y complicidad con los crímenes de lesa humanidad cometidos por el régimen fascista en Paraguay. Dichas tierras hasta ahora no se pueden recuperar, debido a que muchos de los politiqueros de la época stronista, sus descendientes directos y simpatizantes que se han beneficiado de ese régimen, en la actualidad continúan ocupando altos cargos políticos desde los cuales siguen defendiendo y protegiendo esos bienes mal habidos.

Estos son los pasos que han empleado (y siguen empleando) los usurpadores de los bienes, riquezas y recursos de los pueblos para "legalizar" ese despojo y saqueo:
  1. Las tierras son del pueblo paraguayo.
  2. Los caudillos de la tiranía colorado-policial-militar encabezada por el fascista Alfredo Stroessner usurpan y saquean esas tierras y sus "correlís" (correligionarios o copartidarios) que tienen empleos en los entes públicos les hacen los documentos en que figuran que esas tierras son, de ahí en más, PROPIEDAD de esos caudillos.
  3. Esos caudillos, cuando ocupan cargos legislativos, hacen una LEY que sostiene RESPETO A LA "PROPIEDAD PRIVADA".
  4. Cuando el pueblo paraguayo lucha por recuperar sus tierras (robadas por esos saqueadores), entonces los dirigentes sociales y campesinos son reprimidos, apresados, torturados y/o asesinados por policías y soldados bajo la excusa de DEFENDER LA PROPIEDAD PRIVADA.
  5. Algunos desposeídos también reproducen el discurso de estos usurpadores caudillos y repiten "RESPETEMOS LA LEY DE PROPIEDAD PRIVADA".
En las últimas décadas, el saqueo es todavía más impune y violento. Los saqueadores incluso pisotean sus propias leyes. Expulsan a los verdaderos dueños hasta de tierras tituladas por el Estado, de tierras ancestrales de pueblos indígenas, expulsan comunidades enteras de sus tierras a balazos, contratando matones, incendiando cultivos y escuelas, robando animales, destruyendo lo poco que poseen las clases usurpadas, despojadas una y otra vez.

La tierra es un medio de producción que los capitalistas han despojado de los campesinos para generar riquezas y acumularlas. Todas las leyes posteriores a ese despojo son para proteger ese saqueo. Cuando el campesinado organizado lucha por recuperar sus tierras, este Estado capitalista interviene para que las tierras y demás medios de producción permanezcan en manos de los grandes capitalistas, por lo que es absurdo confiar en que este Estado administrará y distribuirá con justicia los bienes, riquezas y recursos de todos/as. Es necesario con urgencia un movimiento real que anule y supere el estado actual de cosas, una trasformación total de esta situación; es necesaria y urgente la revolución.

                                                                           
                                                                                          Al Vino

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